
Los valores de nuestro fundador, Francesc Moragas, son nuestro referente.
La casa permanece en pie en la calle de los Lledó, en el corazón de Barcelona.
Allá creció Francesc Moragas.
Él es el hombre detrás del alma de ”la Caixa”. Con optimismo, humanismo, discreción y constancia, nos procuró nuestra razón de ser: dignificar la vida de las personas, en especial la de los más vulnerables.
No le fue fácil. Primero, porque su salud era delicada. La fortaleció con deporte y decisión. Luego, porque a los 12 años se quedó huérfano de padre. El padrastro, experto en seguros, le inculcaría el interés por el estudio de la previsión social, un concepto inédito entonces.
Para cuando en 1902 estalló una gran huelga general -dadas las duras condiciones que soportaban los obreros, niños y adultos, porque entonces todos trabajaban-, que fue reprimida con dureza, Francesc Moragas supo que era el momento. Había que cambiar aquel presente para construir un futuro mejor.
Pionero, humanista y hombre de acción, Moragas se valió de la confianza que irradiaba su persona para, con la complicidad de siete entidades empresariales barcelonesas, lanzar una llamada de ayuda a través de la prensa.
Fue un éxito. Tras indemnizar a las familias, el sobrante se destinó a crear una caja de pensiones. Así nació, el 5 de abril de 1904, la Caja de Pensiones para la Vejez. Sí, ”la Caixa”, cuya razón de ser es ayudar a las personas, en especial a las más necesitadas.
Hoy, 150 años después de nacer nuestro fundador, renovamos su espíritu y sus valores están más presentes que nunca con «el trabajo en la cabeza y las personas en el corazón» -como a él le gustaba decir-, y la convicción de hacer de este mundo algo mejor.
Fechas más destacadas
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1868
Nace Francesc Moragas, el hombre detrás del alma de ”la Caixa” -
1881
Huérfano de padre, su padrastro le forma en previsión social -
1894
De familia de notarios y letrados, Moragas se forma como abogado -
1895
Clotilde Illa Arquer, una de las mujeres decisivas en la vida de Moragas -
1902
El estallido de la huelga general y la llamada de ayuda del empresariado -
1904
El nacimiento de la Caja de Pensiones para la Vejez -
1915
Los Homenajes a la Vejez, pilar de una Obra Social sin precedentes -
1920
La primera caja de ahorros de Cataluña y de España -
1935
Muere el hombre que hizo suyas las necesidades de los demás
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Las campanas de la Catedral de Barcelona repicaron con el tañido de bautizo el 20 de diciembre de 1868. Una semana antes, el día 13, había nacido el benjamín de la familia Moragas Barret. De cuerpo enfermizo, mente perseverante y espíritu optimista, Francesc hizo de aquella fragilidad su fuerza. «Lo imposible no es sino un poco más difícil que las cosas difíciles», fue su máxima.
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Un ataque repentino al corazón acaba de manera repentina con la vida del padre de Moragas, Arístides, al subir a un tren en Blanes. Al año, la viuda contrae matrimonio en segundas nupcias con el abogado aragonés Juan Antonio Sorribas, que resultará ser un excelente mentor. Así, le inculcará el interés por las lenguas y el estudio y, al morir, le dejará la revista Los Seguros. El joven Moragas decide entonces dedicarse de pleno a la previsión social.
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Con un expediente académico brillante, Francesc Moragas obtiene el título de abogado. Se lo otorga la Universidad de Barcelona, rodeado de compañeros que también serían prohombres: Enric Prat de la Riba, el cardenal Vidal i Barraquer… Estudia a fondo, a la vez que se toma respiros para recorrer Cataluña, España y Francia en bicicleta, el invento de la época, familiarizándose con las necesidades de las personas.
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Las campanas redoblan a boda en la basílica de la Mercè de Barcelona. Francesc Moragas se casa con Clotilde Illa Arquer, persona de gran sensibilidad. Junto a la madre de Francesc, Consuelo Barret, culta y de mucha personalidad, y Àngels Mateu, que le abrió las puertas del Montepío de Santa Madrona, las tres ejercieron una gran influencia sobre él. Moragas hizo mucho por empoderar a las mujeres a través del Instituto de la Mujer que Trabaja y otras iniciativas.
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Miles de obreros declararon una huelga general sin precedentes en 1902. La represión policial fue brutal, y hubo muertos y heridos. Un sector del empresariado, animado por Moragas, lanzó una llamada de ayuda a través de la prensa: urgía recolectar dinero para indemnizar a las víctimas y sus familias. Con la cantidad sobrante se crearía una caja de pensiones de ayuda a los obreros. La campaña se hizo viral y fue un éxito.
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El 5 de abril de 1904 nace la Caja de Pensiones para la Vejez. A lo largo de más de treinta años, día tras día, está dirigida por Francesc Moragas y presidida por Lluís Ferrer-Vidal. La dignificación de las personas mayores, el apoyo a los desfavorecidos, el fomento del ahorro y el gusto por el trabajo bien hecho son los valores principales del pensamiento de Moragas que marcan el futuro de la entidad.
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Francesc Moragas proclama en Sant Sadurní d’Anoia el primer homenaje a las personas mayores. Es algo inédito en todo el mundo, y muchos países lo adoptan a semejanza. Dos años después, instaura la Obra Maternal (1917). Al siguiente, en 1918, pone en marcha la Obra Social en mayúsculas, un gran proyecto dirigido a la dignificación de las personas mayores y de las más necesitadas, así como a la erradicación de enfermedades. A partir de entonces, las iniciativas se multiplican: el Instituto de la Mujer que Trabaja (1920), la Clínica de Cirugía de Santa Madrona (1921), el Hogar para Mujeres y Niños Enfermos (1922), la Clínica de Medicina (1925), la Clínica Maternal (1928), el Amparo de Santa Lucía (1920), el Instituto Catalán para Ciegos (1921), el Instituto Catalán para la Rehabilitación Física de Mutilados (1922) y el Instituto de Servicios Sociales (1929) son solo algunas de las primeras de estas obras.
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En 1920 la entidad se convierte en la principal caja de ahorros del país. La respuesta de las clases populares es excelente: son miles los que confían sus ahorros a ”la Caixa”. Sus propuestas de previsión de popularizan, y la caja crece de forma constante, hasta alcanzar, a principios de los años treinta, el 60% del ahorro catalán y el 25% del conjunto del español. En vida de Moragas, hasta 1935, se abren un centenar de oficinas en toda Cataluña, Baleares, Madrid y Andorra.
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«Soy el hombre más ambicioso del mundo. No teniendo necesidad alguna, he hecho mías todas las de los demás», escribe Moragas en el semanario El Mirador en 1935. Ese mismo año, el 27 de marzo, a los 66 años, muere en una habitación de la Clínica de Cirugía del Instituto de Santa Madrona, que él mismo había inaugurado. Los periódicos se llenan de necrológicas y semblanzas de su persona: «Un hombre sencillo, modesto y trabajador incansable», «Supo ganarse el afecto y el respeto de todos». Multitudinaria, la comitiva fúnebre congrega a miles de ciudadanos en el centro de Barcelona.